El programa completo de viajes, escapadas y excursiones de divulgación científica lo publicaremos en la web www.arikitravel.com cuando viajar sea seguro. Hasta entonces, si quieres estar informado de todas las novedades y noticias de Ariki Travel, puedes apuntarte a nuestra Newsletter en la parte baja de la web www.arikitravel.com, o bien seguirnos en las distintas redes sociales: Facebook, instagram y/o Linkedin.
Corría el año 1851 cuando Herman Melville publicaba Moby Dick, primero en Inglaterra y poco más tarde en los Estados Unidos. La novela fue un absoluto fracaso comercial. La crítica se ensañó con Melville, que tenía en aquellos momentos treinta y dos años, diciendo que tanto él como su ballena deberían terminar donde les correspondía: en el fondo del mar. Además, los tres mil ejemplares que se imprimieron en su primera edición no llegaron jamás a agotarse. Un par de años más tarde, todos los libros que no se habían vendido fueron devorados por las llamas en el incendio que se desató en el almacén donde se conservaban. De esta manera, se perdieron unos ejemplares que hoy serían considerados de valor incalculable.
Tanto la vida de Melville como la de sus criaturas, la ballena, Queequeg, el capitán Ahab y todo el resto de la tripulación del Pequod merecen, por sí solas, cincuenta artículos mucho más largos que éste. No en vano hoy se considera a Moby Dick como la gran novela americana: más de seiscientas páginas de viajes, aventuras y bellísimas descripciones del océano y la vida marinera lo justifican sobradamente. Sin embargo, quiero centrarme en uno de los capítulos que más llama la atención hoy en día: el trigésimo primero, titulado Cetología. En él, Melville hace un paréntesis en su narración para resumirnos, por boca de Ismael y en apenas veinticinco páginas, el conocimiento anatómico y sistemático sobre las ballenas que se poseía a mediados del siglo XIX. Menciona al barón Cuvier, a Linneo y a un sinfín de otros naturalistas considerados como expertos en su época. Y es aquí donde Ismael los refuta a todos con estas palabras:
“Debe saberse ahora que, rechazando todo argumento, me atengo a la vieja afirmación de que la ballena es un pez, y apelo al testimonio sagrado de Jonás para que me respalde”.
Y, algunas líneas más tarde:
“En pocas palabras, la ballena es un pez surtidor con una cola horizontal. Ahí lo tenéis. Aunque condensada, esta definición es el resultado de extensa reflexión”.
Melville no era naturalista. Su padre, miembro de una familia de prósperos comerciantes de Nueva Inglaterra, se arruinó cuando él era todavía un niño y, aunque pasó por varios colegios y academias, jamás completó sus estudios. Sin embargo, tampoco era un hombre cualquiera. Con veinte años había abandonado su casa de Albany para embarcarse como grumete en un barco mercante y, aunque la vida marinera se le había antojado mísera, al volver a casa no encontró trabajo y se vio obligado a partir de nuevo rumbo a los Mares del Sur. Su conocimiento sobre las ballenas y otros animales del mar se basaba en lo que había visto durante sus peripecias, y como tal debería valorarse como observación de campo; sin embargo, hoy sabemos que las ballenas no son peces. La Biología, la Geología y la Paleontología han avanzado lo suficiente como para contarnos la sorprendente historia evolutiva de los animales más grandes de nuestro planeta.
Al contrario que la hipótesis de Melville, las ballenas y sus parientes, los delfines y las marsopas, son mamíferos. El registro paleontológico nos ha permitido hacer un seguimiento de sus antepasados hasta llegar al Mesozoico, la llamada Era Secundaria o Era de los Dinosaurios.
Hay un detalle importante a tener en cuenta, y es que los mamíferos somos descendientes de un diminuto ancestro llamado Morganucodon. Era éste un animal similar a nuestras musarañas o ratones actuales, aunque no era ni uno ni otro, sino un pariente primitivo. Todos los mamíferos actuales, desde la ardilla hasta la ballena azul, pasando por el rinoceronte, la morsa y el ser humano, somos tataranietos de Morganucodon. Éste, a su vez, era descendiente de una familia de extraños reptiles mamiferoides de la era anterior, el Paleozoico, llamados cinodontes, o cinodontos; pero eso ya es una historia para otro día.
Ha llovido mucho desde los tiempos en que Morganucodon correteaba, tan discretamente como podía, entre las patas de los primeros dinosaurios. Hablamos del Triásico superior, nada menos que hace doscientos millones de años.
En la época de los dinosaurios el aspecto de los mamíferos no era tan variado como hoy en día. Todos eran animales más o menos similares a ratones o comadrejas, generalmente insectívoros o carnívoros, y el más grande de todos sus representantes, el Repenomamus giganticus hallado en China, medía un máximo de 1,2 metros de largo. Sin embargo, pasado el Mesozoico y tras la extinción de los dinosaurios, los mamíferos experimentaron una radiación (que es como llamamos a una gran ocupación de territorios y nichos ecológicos por parte de una familia de seres vivos, que tiende a especializarse y diversificarse de manera rápida en términos geológicos). El impacto de un meteorito había provocado la desaparición de los dinosaurios y el hito del paso del Mesozoico al Cenozoico (era Terciaria). Una nueva Era, en la que los mamíferos comenzarían a expandirse por falta de competencia, como reyes de la Evolución.
En los años 70, se hallaron en los estratos inferiores del Eoceno de Pakistán (que datan de hace entre 54 y 40 millones de años) los restos fósiles de algo que se parecía a un perro. Tenía un cráneo muy similar al de un lobo, pezuñas y cola gruesa. Pero había algo más que llamó la atención de los paleontólogos: una estructura auditiva que era única de las ballenas. Además, sus dientes eran cónicos, como los de los cachalotes actuales. Es por ello que se decidió que el animal pakistaní se llamaría Pakicetus (“ballena de Pakistán”) y que correspondía a la familia de los cetáceos. He aquí al primer antepasado “reconocible” de las ballenas actuales.
Pakicetus, parece ser, era un animal terrestre que vivía cerca de las orillas del mar. En su época la comida escaseaba, así que comía peces muertos que iban a parar a la costa y, a veces, los que él mismo cazaba en aguas muy superficiales. Como no era un anfibio ni sabía nadar muy bien, con toda probabilidad era presa fácil para cualquier carnívoro marino que se acercase a tierra. Como imaginaréis, el aspecto externo de este animal no tenía aún nada que ver con una ballena azul o una orca.
No obstante, si avanzamos unos 6 millones de años, encontramos al descendiente de Pakicetus, Ambulocetus. Y no, aún no parece una ballena, sino más bien una nutria con un hocico gigantesco. Pero, al igual que la nutria, al menos podía nadar. Tenía patas peludas y palmeadas: hablamos, ahora sí, de un animal anfibio. También era sustancialmente más grande que Pakicetus, ya que éste tenía el tamaño de un lobo, y Ambulocetus podía llegar a los tres metros de largo; y sus dientes, nariz y oídos se parecen aún más a los de la ballena. Poseía, además, una adaptación nueva en su línea evolutiva: una garganta que le permitía tragar bajo el agua.
Reconstrucción de Ambulocetus, un cetáceo del Eoceno medio. Fuente: favpng.com. Autor/a: karnlidi7.
Aproximadamente un millón de años más tarde, aparece sobre la Tierra Maiacetus, un cetáceo primitivo que, si bien seguía siendo anfibio, toda su actividad transcurría en el mar. Aunque tenía patas bien desarrolladas, era bastante más torpe en tierra que en el agua, a la manera de las focas. Como se puede comprobar, especie a especie, los antepasados de las ballenas se van acercando al mar.
Viajamos más adelante en el tiempo: Eoceno medio, hace unos 45 millones de años. Una criatura de cinco metros llamada Dorudon surca el océano de Tethys. Posee patas traseras, aunque pequeñas y atrofiadas. Son vestigiales, una reminiscencia de sus ancestros que caminaban en tierra firme. Dorudon, al igual que Maiacetus, Ambulocetus y sus otros antepasados, tiene dientes cónicos como los del cachalote y el delfín, pero posee otra particularidad de la que carece el resto de su familia: sus fosas nasales han retrocedido a la parte trasera de su cabeza. ¿Os dice esto algo? ¿Tenéis en mente la imagen de la ballena emergiendo de las aguas para expulsar un chorro de agua por la nuca?
Dorudon era uno de los primeros representantes de la familia de los basilosáuridos. Pese a que “basilosaurus” signifique “rey reptil”, no os dejéis engañar. Nada tienen que ver nuestro Dorudon y parientes con los reptiles ni los antiguos dinosaurios, pero no parece descabellado que los paleontólogos que dieron por primera vez con sus restos en el yacimiento egipcio de Wadi Al-Hitan (Valle de las Ballenas), allá por mediados del siglo XIX, atribuyeran los dientes puntiagudos y cuerpo fusiforme a alguna clase de reptil marino o, incluso, a un cocodrilo ancestral. Como podéis ver, Herman Melville no era el único que juzgaba por las apariencias.
Así pues, y para acabar nuestro viaje, vayamos ahora a las maravillas que nos ofrecen los estratos antárticos del Eoceno superior, que datan de hace unos 38 millones de años. Un esqueleto fósil de doce metros de largo nos cuenta la historia de Llanocetus, una ballena hecha y derecha y uno de los últimos cetáceos que aparecieron en esta época. Era un animal completamente acuático, al igual que Dorudon, y se alimentaba de plancton. Los científicos lo han identificado como una ballena de tipo misticeto (es decir, ballenas con barbas, como la ballena azul). Llanocetus no tenía barbas pero se le considera perteneciente a esta categoría debido a que su tipo de alimentación era el mismo que el de los misticetos actuales, y es además antepasado directo. Sus fosas nasales se encuentran ya incluso detrás de sus ojos, al igual que ocurre en la ballena de Groenlandia, la ballena jorobada o el rorcual común.
Y, volviendo a Melville: él mismo menciona la existencia de una cola horizontal. ¿Os habéis fijado en cómo se mueve un tiburón? Al igual que cualquier otro pez, el tiburón menea la cola de un lado a otro para desplazarse. La ballena y el delfín lo hacen de arriba abajo… exactamente igual que las personas cuando nadamos. ¿Habéis intentado alguna vez moveros en el agua lanzando las piernas juntas hacia los lados? Puede que los mamíferos tengamos una cierta libertad de movimiento en ese sentido, pero nuestra columna vertebral no está hecha para moverse así. En los cetáceos, ya Pakicetus poseía esta característica, teniendo en cuenta que él, al igual que sus antepasados, era un mamífero terrestre. Esa continúa siendo una de las diferencias principales entre un pez y un mamífero.
La cola plana de la ballena, un animal mamífero que mueve su columna de arriba abajo
Ha habido más especies posteriores a Llanocetus que han formado parte de la dinastía de las ballenas, y muchas otras intermedias de las mencionadas. Algunas evolucionaron para dar lugar a nuestros cetáceos; otras pertenecían a familias que desaparecieron por el camino. Sólo unas pocas quedan hoy en día, y de ellas, muchas se encuentran en peligro de extinción debido a la caza o por la alteración de sus espacios naturales (el ruido de los barcos, por ejemplo, supone una auténtica amenaza para animales que dependen de los ultrasonidos para orientarse, comunicarse y comer). La esperanza para ellas se halla en las moratorias de caza y en la actividad conservacionista por parte de muchas organizaciones, pese a que, incomprensiblemente, países tan cultos como Japón, Noruega o Islandia continúen sin aceptar estas moratorias. Los tiempos de las grandes cacerías pasaron, y el capitán Ahab es hoy el representante de un oficio casi desaparecido.
Hope, la ballena azul del Natural History Museum de Londres, actualmente en exposición. Fotografía de la autora.
Herman Melville murió en 1891 siendo un escritor olvidado y pobre, y su obituario en el New York Times menciona su novela más famosa como “Mobie Dick”. No fue hasta iniciado el nuevo siglo que una serie de jóvenes intelectuales británicos rescataron su narrativa y la elevaron a la categoría de obra maestra de la literatura universal. Y Moby Dick pervive, no solamente como uno de los mejores relatos de aventuras jamás escritos, sino también como el mejor tratado de ballenería del siglo XIX del que se tiene noticia. Baste decir que si bien Melville, el marinero, el vagabundo, el escritor fallido, no acertó en su categorización de la ballena como parte de la familia mamífera, sí supo transmitir como nadie la estremecedora insignificancia del ser humano frente a la criatura más grande que jamás ha poblado los mares.
Evolución de las ballenas con algunos de sus antepasados. Fuente: favpng.com. Autor/a: funnymotto1850.
Si quieres estar informado de todas las novedades y noticias de Ariki Travel, puedes apuntarte a nuestra Newsletter en la parte baja de la web www.arikitravel.com, o bien seguirnos en las distintas redes sociales: Facebook, instagram y/o Linkedin
Lda. en Geología (2010) y Máster en Biología Evolutiva (2012), ambos por la UCM.
Especializada en Paleontología (2010) por la Universidad de Calgary (Canadá).
Ampliación de estudios en Paleontología de Dinosaurios y Evolución por la Universidad de Alberta (Canadá).
Máster en Educación por la URJC (2016) y experiencia docente en España y Reino Unido.
Ha participado en en diversas excavaciones paleontológicas en Canadá y España.
Colaboradora del Natural History Museum de Londres durante 2017 y 2018
Especialista en Biomecánica de dinosaurios y aves. Experiencia investigadora en reconstrucción de músculos y partes blandas sobre fósiles de dinosaurios y aves extintas y actuales.
Cuando pensamos en nuestro planeta y su lugar en el Universo, fácilmente podemos darnos cuenta de cuán maravilloso resulta. Hasta que se demuestre lo contrario, la Tierra es el único planeta que alberga vida… y esa vida va más allá de lo que muchas veces nos planteamos. Para llegar adonde hemos llegado, el camino ha sido largo y tortuoso.
En un espacio temporal de 4250 millones de años desde que el primer ser vivo (al que llamamos LUCA, siglas en inglés de Último Antepasado Común Universal) apareciera sobre la Tierra, la vida ha perdurado en ella: cambios climáticos, periodos de vulcanismo extremo, extinciones masivas tanto en tierra como en el mar, meteoritos y todo tipo de cataclismos no han logrado extinguir la vida totalmente sobre nuestro planeta. Sus habitantes, armados con sus mejores habilidades y un obstinado instinto de supervivencia, han continuado sus legados. Muchos cayeron por el camino; otros, evolucionaron y dieron lugar a lo que hoy somos los animales, las plantas, los hongos, las moneras y protistas. E, independientemente del resultado, todos ellos pelearon contra los elementos lo mejor que pudieron.
Esto es la Paleontología: el libro en el que leemos la historia de todas aquellas especies que ya no están aquí. Seguro que algunas de ellas os suenan: dinosaurios, mamuts, tigres de dientes de sable, trilobites, libélulas gigantes… pero otras, tan hermosas y fascinantes como las mencionadas, son desconocidas para el gran público.
Y por eso en Ariki Travel queremos contaros la Gran Historia de la Vida, abrir un poco más ese libro escrito en piedra que a los paleontólogos nos cuesta tanto esfuerzo y dedicación leer y desvelar, pero del que, poco a poco, aprendemos maravillas. No solamente sobre los nativos de otra época, sino también sobre el mundo en el que vivieron: una Tierra que tal vez se pareciese a la nuestra, pero que, al mismo tiempo, era absolutamente diferente.
Os invitamos a que nos acompañéis en este viaje de millones de años al pasado en el que viajaremos por distintas épocas y hablaremos de las criaturas que, pasito a pasito y sin saberlo, moldearon la historia secreta de nuestro mundo.
Si quieres estar informado de todas las novedades y noticias de Ariki Travel, puedes apuntarte a nuestra Newsletter en la parte baja de la web www.arikitravel.com, o bien seguirnos en las distintas redes sociales: Facebook, instagram y/o Linkedin
Por Saúl Martín González (U.N.E.D.- Equipo Arqueológico Driebes-Caraca).
En las siguientes líneas presentamos el Proyecto Caraca que se desarrolla sobre (y en torno a) el Cerro de la Virgen de la Muela (Driebes, Guadalajara, España), localización donde se conservan las trazas del oppidum prerromano y la ulterior civitas romana epónima. Se trata de un sentamiento ya referido en textos antiguos[1], a pesar de lo cual su perdida ubicación ha sido objeto de un animado debate académico a lo largo de los últimos cinco siglos, proponiéndose una multitud de posibles emplazamientos, desde la propia Guadalajara capital hasta Estremera, Carabaña o Perales de Tajuña. Una primera pista la proporcionó el hallazgo en 1.945, durante la construcción del Canal de irrigación agrícola de Estremera, del denominado “Tesoro de Driebes”. Visitable en la actualidad en el Museo Arqueológico Nacional en Madrid, estamos hablando de una colección de diferentes piezas (fíbulas, tortas, apliques, etc…) datables a finales del siglo III a.n.e., que alcanzan en su globalidad los 13 kg de plata (San Valero, 1.945). Como curiosidad, por cierto, reseñar el registro de otro hallazgo similar ya en tiempos de Felipe II (Fernández Ortea y Gamo Pazos, 2.019).
Algunas décadas después, serían los profesores J.M. Abascal y J. Sánchez Lafuente los primeros en identificar la perdida Caraca con el Cerro de la Virgen de la Muela, pero no sería hasta 2.016 cuando, partiendo de un concienzudo análisis topográfico, cartográfico y epigráfico del territorio circundante, el Equipo Arqueológico Caraca[2] plantea una primera prospección arqueológica superficial junto a otra geofísica (georradar 3D), tratando de verificar la relación entre el lugar y la antigua Caraca. Los resultados no dejan lugar a dudas, y confirman la presencia de un asentamiento urbano. A tenor de la abundantísima cerámica en superficie, éste comenzaría su secuencia diacrónica en la Edad del Bronce Final (circa 900 a.n.e.), experimentando diferentes fases de ocupación durante la Edad del Hierro, dentro de la cultura carpetana, y alcanzándose, ya tras su Romanización, el final del siglo II o principios del III de la Era cristiana. En este sentido, emerge la indudable presencia de un foro porticado, edificios públicos y una urbanística clásica que adapta la protohistórica previa. Por otro lado, también se documentaron diversos tramos de un acueducto[3] (Gamo Pazos et alii 2.017) que, partiendo de la captación de Lucos (interesante topónimo conservado aún hoy, que responde a una voz latina cuyo significado es “bosque sagrado” o “claro en el bosque”), recorría unos 3 km hasta arribar a la ciudad, y que serían excavados y puestos en valor en la campaña de excavación de 2.019.
Maqueta de la civitas de Caraca obtenida a partir de las imágenes del georradar, en la exposición permanente en la Casa de Cultura de Driebes. Fotografía: autor
Surge entonces la necesidad de validar estos primeros resultados preliminares mediante una primera campaña de excavación[4], desarrollada en julio-agosto de 2.017 (Gamo Pazos e Fernández Ortea 2.017) y aún otras en los sucesivos veranos de 2.018[5],, 2.019 y 2.020. En el foro urbano se practicaron tres catas, que vinieron a validar la propuesta del georradar. Más en concreto, en una de ellas (Cata C) se documentó un tramo del decumanus maximus pavimentado, atravesando la civitas en sentido E-W. En la Cata A, por otro lado, se documentó un edificio de dos plantas, adaptado a la pendiente a través de un criptopórtico hacia Oriente. La planta superior, abierta hacia el foro, constituía una estancia pública colapsada donde pudieron documentarse abunfdantísimos fragmentos de estuco decorado. El piso inferior, sin embargo, corresponde a una taberna abierta hacia el Este, es decir, el lado opuesto al del foro. La Cata B resultó también interesantísima: tras diferentes fases de hábitat carpetano-romano y romano republicano, y después de una fase de incendio, se documentaron los cimientos de un larguísimo edificio porticado, identificado con una más que posible basílica que cerraba el margen meridional del espacio foral. En el interior de esta cata pudieron documentarse algunas interesantísimas importaciones itálicas republicanas, destacando un ánfora vinaria Dressel I del área vesubiana además de cerámica campaniense de engobe negro.
La campaña de 2.018 permitiría, a su vez, el halllazgo de un complejo edificio termal de notables dimensiones, erigido en el siglo I d.n.e., probablemente al calor de la Municipalización Flavia, con diferentes ambientes y salas. El edificio sería destruído por un fuerte incendio a finales del II d.n.e. conociendo aún una última fase de reuilización en precario ya sobre las ruinas.
En la campaña de 2.019, como ya se ha señalado, se trabajó sobre el acueducto, mientras que en la de 2.020 aún se encuentra bajo estudio.
Un aspecto interesante del proyecto reside en la lectura de Caraca como nodo central a propósito de la explotación de una amplia panoplia de recursos tanto de naturaleza mineral (el lapis specularis, explotadoen el Oriente de laMeseta Central), como agropecuarios. Así por ejemplo, el esparto y sus múltiples usos en la Antigüedad, además de las feraces vegas del Tajo sin olvidar las rutas de transhumancia de ovicápridos, ya que sin duda una de las claves que explican la presencia humana en el lugar reside precisamente en el vado sobre el río más largo de Iberia. Esta relevancia económica venía reforzada por el comercio, al suponer un cruce de caminos entre la Vía Espartaria que conectaba Complutum (actual Alcalá de Henares) con Carthago Nova (Cartagena) más la eventual navegabilidad del río Tajo. Un interpretación más pormenorizada acerca de todos estos aspectos, así como del proprio urbanismo del asentamiento o sin duda de interrogantes como las causas del abandono de la civitas a prinicipios del III d.n.e., constituyen la base de las futuras investigaciones venideras.
Meandros del río Tajo a su paso por Caraca. Fotografía: autor
Por último, no querríamos olvidar un aspecto básico del proyecto: el de la socialización de la Arqueología y su rol como posible factor de desarrollo, ciencia y cultura para un pueblo como Driebes, afectado al igual que otros muchos puntos del interior de nuestro país de la despoblación rural y el fenómeno conocido como la “España vacía”.
[1] Más en concreto en la “Geografía” de Ptolomeo (II, 5, 56-57), en el “Sertorio” (dentro de sus célebres “Vidas paralelas”) de Plutarco (17, 1-13) y en el tardío Anónimo de Rávena (III, 44).
[2] Subvención para proyectos de investigación acerca del patrimonio arqueológico y paleontológico de Castilla-La Mancha para 2.016 (DOCM nº 172 de 2 septiembre de 2.016). Expediente: 16.1448. Directores: E. Gamo Pazos y J. Fernández Ortea. Miembros del equipo: J. Sánchez Velasco, D. Cordero, S. Martín González, D. Álvarez Jiménez. Noviembre 2.016.
[3]Proyecto de prospección arqueológica sin sondeos para la documentación del Acueducto Romano de Driebes (Guadalajara). Junta de Comunidades de C-LM. Expediente: 161742-P1. Directores: E. Gamo Pazos y J. Fernández Ortea. Diciembre 2.016.
[4] Trabajos financiados por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, con el apoyo del Ayuntamiento de Driebes, la Asociación de Amigos del Museo de Guadalajara y la Asociación de Mujeres de Brea de Tajo. Los miembros de equipo fueron: Saúl Martín González (U.N.E.D.), David Álvarez Jiménez, Esperanza Martín, Miguel Ángel Rodríguez Pascua y María Ángeles Perucha Atienza (Instituto Geológico y Minero de España), María Luisa Cerdeño y Alicia Castillo (Departamento de Prehistoria, U. Complutense de Madrid), Daniel Méndez (Universidad Francisco de Vitoria; Revives), Helena Gimeno (Centro CIL II Alcalá de Henares) e Miguel Ángel Maté (C.A.I.-Arqueometría-U. Complutense de Madrid).
[5] Financiación para proyectos de investigación acerca del patrimonio arqueológico y paleontológico de Castilla-La Mancha para 2.018. Con la co-financiación del Ayuntamiento de Driebes, Ayuntamiento de Brea de Tajo y la Asociación de Amigos del Museo de Guadalajara. También formaron parte del Equipo durante esta campaña Antonio Alvar (U. de Alcalá de Henares) e José Francisco Mediato Arribas (I.G.M.E.).
Si quieres estar informado de todas las novedades y noticias de Ariki Travel, puedes apuntarte a nuestra Newsletter en la parte baja de la web www.arikitravel.com, o bien seguirnos en las distintas redes sociales: Facebook, instagram y/o Linkedin.
¡Esperamos veros muy pronto!
Bibliografía:
ABASCAL, J. M. (1982): Vías de comunicación romanas de la Provincia de Guadalajara, Guadalajara.
BERNÁRDEZ, M. J. y GUISADO DE MONTI, J. C., 2016: “El comercio del lapis specularis y las vías romanas en Castilla-La Mancha”, en Carrasco, G. (ed.), Vías de comunicación romanas en Castilla-La Mancha, Universidad de Castilla-La Mancha, Cuenca: 231-276.
FERNÁNDEZ ORTEA, J. Y GAMO PAZOS, E., 2.019: “Hallazgo de un tesoro de plata en época de Felipe II en Driebes (Guadalajara)”, en Gamo Pazos, E., Fernández Ortea, J. Y Álvarez Jiménez, D. (Eds.) – “En ningún lugar…Caraca y la Romanización de la Hispania interior”, pp. 189-218.
GAMO PAZOS, E. (2018): La romanización de celtíberos y carpetanos en la Meseta oriental, Zona arqueológica 22, M. A. R., Alcalá de Henares.
GAMO PAZOS, E.; FERNÁNDEZ ORTEA, J. y SÁNCHEZ VELASCO, J. (2.017): “El abastecimiento de agua a la ciudad romana del Cerro de la Virgen de la Muela (Driebes, Guadalajara)”, Veleia, 34: 237-247
GAMO PAZOS, E. y FERNÁNDEZ ORTEA, J. (2.017): “Intervenciones en torno a la antigua Caraca (Cerro de la Virgen de la Muela, Driebes, Guadalajara)”. Prospecciones y primera campaña de excavaciones”, Boletín de la Asociación de Amigos del Museo de Guadalajara, 8: 119-138.
SÁNCHEZ-LAFUENTE, J. (1982): “Nuevos yacimientos romanos en la provincia de Guadalajara”, Wad-Al-Hayara, 9: 103-115.
SAN VALERO, J. (1945): El tesoro preimperial de plata de Driebes, Informes y memorias arqueológicas, 9, Ministerio de Educación, Madrid.
Ldo en Historia (2001) y Diplomado en Estudios Avanzados en Historia Antigua (2006) por la UCM. Ampliación de estudios en la Università La Sapienza (Roma 2001-02) y en el Deutsche Archaeologische Institut (Berlín 2010).
Certificado de Aptitud Pedagógica (2003) por la UCM. Amplia experiencia docente en la U.N.E.D. y enseñanza Secundaria.
Especialista en Arqueología del Paisaje e Historia socioeconómica, ha trabajado en numerosos proyectos en Italia, Portugal y España, actuando como director en 5 proyectos arqueológicos en Mérida y Las Hurdes.
Miembro fundador (2016) del Equipo Arqueológico Caraca, que excava la civitas romana de Driebes (Guadalajara).
Ha participado en numerosos congresos nacionales e internacionales y publicado una treintena de trabajos de investigación.
Desde el año 2011 dirige y presenta el programa radiofónico “Las Arenas de Cronos”, dedicado a la divulgación histórica y arqueológica.
El propio término “Arqueología” nos remite, ya desde su mero aspecto formal, al Pasado más remoto. Unión de dos vocablos helénicos (Arjaios –vetusto o antiguo- más lógos –ciencia, estudio, conocimiento o palabra-), la Arqueología constituye una disciplina científica que, a caballo entre las Ciencias más puras y las Humanidades, combina en sí misma las dos esferas fundamentales del ser humano.
De un lado, se basa en el rigor académico más estricto, contando con un método de trabajo ya robusto aunque abierto a nuevas metodologías y disciplinas (así ha sido siempre y así es ahora, por ejemplo mediante la incorporación de innovadoras técnicas como el georradar, la fotogrametría, el escáner 3D, los análisis peleogenéticos o los sistemas de información geográfica, entre otros), además de contar con un objeto de estudio claro y de arrojar unos resultados verificables y contrastables.
Al mismo tiempo, la propia palabra nos evoca la fascinación que los humanos sentimos por épocas pretéritas, desde las remotas sabanas africanas donde nació nuestra especie a las cavernas donde nos refugiamos en las glaciaciones o en las florecientes ciudades que fuímos capaces de alumbrar posteriormente.
Sin esa estimulante combinación entre Razón y Pasión no sería posible ni la Arqueología ni el propio desarrollo y acumulación del Conocimiento humano, y es precisamente este sensacional binomio el que queremos presentarte ahora desde Ariki Travel.
Para ello, hemos preparado toda una pléyade de propuestas para llevarte a recorrer las huellas perdidas de la Humanidad en diferentes lugares de España y más allá. Pero atención, porque la Arqueología no es solamente algo que podamos descubrir tras un largo viaje en avión, prosiguiendo en todoterreno y finalizando en burro; muy al contrario, las huellas de nuestros ancestros y los restos materiales que dejaron nos rodean en todo momento. En ocasiones, incluso, a muy escasos kilómetros de Madrid. En esta bitácora (blog) y en nuestros viajes, tendrás ocasión de descubrirlo.
Si quieres estar informado de todas las novedades y noticias de Ariki Travel, puedes apuntarte a nuestra Newsletter en la parte baja de la web www.arikitravel.com, o bien seguirnos en las distintas redes sociales: Facebook, instagram y/o Linkedin
El Vesubio es uno de los volcanes más peligrosos de Europa. En la actualidad, sus recortados 1.281 m se elevan altivos sobre la bahía de Nápoles, pero los napolitanos han aprendido desde siempre a convivir con su volcán y lo rodean de manera asfixiante en un abrazo cada vez más fuerte, como si estuvieran seguros de que nunca despertará de nuevo. Se equivocan.
Los volcanes Vesubio y Campi Flegrei y situación de los yacimientos arqueológicos de año 79
Lo que pocos saben es que el Vesubio es un pequeño grano que le ha salido al gran volcán de Campi Flegrei, cuya enorme cámara magmática está agazapada bajo la bahía de Nápoles y respira a través de la zona de Pozzuoli, localidad costera situada 45 km al oeste de la capital. Se trata de un supervolcán cuya última erupción, hace unos 30.000 años, se admite que extinguió a los neandertales. Pero esa historia la contaremos otro día.
Antes de abordar el tema arqueológico, veamos de manera muy resumida cómo funciona el mecanismo eruptivo en un volcán compuesto tipo Vesubio.
En la cámara magmática se almacenan lavas de tipo félsico (ácidas, ricas en sílice) y, por tanto, muy viscosas. Cuando la presión de los gases en la cámara es capaz de romper la masa sólida que tiene por encima, tiene lugar una repentina y potentísima explosión que fragmenta la roca suprayacente y la proyecta hacia la atmósfera en forma de columna eruptiva formada por tamaños de todo tipo: cenizas, piroclastos, bombas volcánicas, etc. Las bombas y piroclastos siguen trayectorias balísticas; las cenizas pueden sobrepasar los 20 km de altura y, ya en la estratosfera, se reparten según los vientos dominantes.
Este mecanismo da lugar a una columna eruptiva tipo hongo que Plinio el Joven la describe como una forma de pino. Evidentemente la copa del pino son las cenizas que se desparraman en función de los vientos dominantes a esa gran altura.
El material volcánico fragmentado surge del volcán a la temperatura de la lava, que en este caso es de unos 1.000 ºC . La columna eruptiva, cuando llega a esa gran altura, se enfría y colapsa hasta alcanzar el suelo. Se convierte entonces en un flujo piroclástico: una densa nube de piedra pómez, cenizas y gases, mayoritariamente CO2 y vapor de agua, que se desplaza a más de 100 km/h a una temperatura muy elevada . En el caso de Pompeya y Herculano se calcula que fueron entre 500º y 550ºC. A esa temperatura, los fluidos del cuerpo se vaporizan de manera repentina y la muerte es instantánea. El volumen de materiales expulsados por el Vesubio en la erupción del año 79 se estima en 3,6 km³ y las cenizas se propagaron unos 50 km en dirección SE.
Pero eso no es todo. Si los materiales a 1.000ºC del volcán entran en contacto con agua (acuífero local, nieve de la cumbre, etc), se vaporiza de manera repentina creando otra onda de choque que puede arrancar nuevos materiales del cono volcánico. Se forma entonces una gran avalancha de barro denso (lahar) que puede arrastrar bloques de varias toneladas ladera abajo y volver a cubrir lo ya cubierto por el flujo piroclástico. No hay escapatoria, ni en la primera, ni en la segunda.
Flujos piroclásticos descendiendo por la ladera de un volcán
La erupción del año 79 no generó lahar. Las muertes se debieron a varios motivos: el flujo piroclástico allí por donde pasó, los impactos balísticos de las rocas proyectadas y los derrumbes ocasionados por el peso de los materiales al acumularse en los tejados.
La edad del Vesubio se estima en 17.000 años. Pero el primitivo Vesubio ya causó muertos en la prehistoria. Se han identificado con seguridad al menos cinco erupciones explosivas. La más conocida, ocurrida hace 3.500 años, fue de VEI 6 y generó unos extensos depósitos denominados “Pumitas de Avellino” que cubren gran parte del norte y oeste de la planicie napolitana, justo al contrario que la del año 79 (VEI 5) que afectó al este y al sur. En mayo de 2001 se descubrió un poblado del Bronce ubicado en Nola-Croce del Papa, 10 km al NNE del volcán, que resultó sepultado por un flujo piroclástico y un posterior lahar y en el que se encontraron dos cadáveres cubiertos por la erupción.
Este tipo de erupciones devastadoras se denominan plinianas en honor a Plinio el Viejo, que falleció en la erupción y a su sobrino e hijo adoptivo Plinio el Joven, que fue el primero en describirla. Esta es su historia:
Plinio el Viejo fue un romano enciclopédico, una especie de Leonardo: militar de caballería, ingeniero, gran naturalista, escritor…y muy respetado en su tiempo, además de muy crítico con Nerón.
El 5 de febrero del año 62, siendo Nerón emperador, tuvo lugar un fuerte terremoto con epicentro en Stabia cuya magnitud se ha establecido entre 5 y 6 Richter (mide la energía liberada), pero con una intensidad de X-XI en la escala de Mercalli (mide los efectos). Pompeya, Herculano y la propia Stabia, quedaron tremendamente dañadas. Fue un precursor de la terrible erupción del 79.
Nerón murió en el año 68. El emperador Vespasiano acababa de fallecer el 23 de junio de ese mismo año 79, y su hijo Tito era el nuevo emperador. Plinio el Viejo, había sido nombrado almirante de la flota imperial del Tirreno, amarrada en el puerto del cabo Miseno, situado a escasos 10 km de Pozzuoli y a 50 km del Vesubio.
En las zonas habitadas que rodeaban al Vesubio, cubiertas de viñedos, no había sensación de peligro. El Vesuvio actual no existía. Nadie sospechaba que aquella montaña semejante a las de Pozzuoli, de forma ovalada con crestas por los lados al ser un antiguo cráter de explosión, fuera un volcán. Según revelan los frescos de Pompeya y de Herculano, su forma era diferente según se viera de una ciudad o de otra al tratarse de un cráter asimétrico. El fresco del larario de la casa de Rustio Vero, en Pompeya, es muy claro: a la derecha de un Baco cubierto de uvas aparece un cráter gris a ras de suelo y un fragmento triangular de la cresta de la caldera de explosión.
Representación del antiguo Vesubio en un fresco de Pompeya Wikipedia
Pero un día del año 79, después de unos fuertes terremotos que se percibieron también en Miseno donde residía Plinio el Viejo con su flota, aquella montaña que se llamaba Vesuvius o Vesbius, saltó por los aires generando una enorme caldera de explosión que los geólogos llamamos Somma, para distinguirlo del actual Vesubio. Como consecuencia del paroxismo, se generó una aterradora columna eruptiva de más de 15 km de altura. Plinio, gran naturalista, interpretó acertadamente el riesgo, y se embarcó con sus cuatrirremes hacia el volcán para rescatar a quienes, con toda certeza, huían de la lluvia de cenizas, pero murió en el intento a causa de los gases desprendidos. Tenía 56 años.
Parece ser que en Roma corría el rumor, fomentado por Suetonio, historiador y amigo de Plinio el Joven , que su tío, al verse incapaz de salvar con sus naves a la gente que huía de la erupción, ordenó a un sirviente que lo ejecutara a modo de suicidio de honor. Ante tal rumor, otro amigo historiador, Cornelio Tácito, le pidió a Plinio el Joven que le relatara cómo aconteció la muerte de su tío y padre adoptivo. Plinio le mandó dos maravillosas cartas que han llegado hasta nuestros días y describen al detalle la erupción y el relato de la muerte de su tío por efecto de los gases.
…A él le despertó y a los demás les hizo huir el olor del azufre, precursor de las llamas y estas llegaron luego. Se levantó apoyándose en dos siervos, pero cayó en seguida debido, a lo que creo, a que el vaho caliginoso le tapó la respiración y le cerró el estómago, que tenía muy delicado y propenso al vómito. Cuando nuevamente se hizo de día su cuerpo fue hallado intacto y tal como iba vestido; pero más tenía el aspecto de dormir que de estar muerto.”
La erupción del año 79 se cataloga como de VEI 5, pero queda un aspecto por dilucidar: la fecha exacta de su inicio.
Como sucede con tantos otros textos clásicos, los originales se han perdido y solo quedan las copias que se realizaban en los monasterios. En el caso de las cartas de Plinio el Joven, la copia que se considera más antigua (1498) es la del códice Laurenciano Mediceo que se halla en la Biblioteca Vaticana. En el folio 87 se lee que la erupción tuvo lugar “nueve días antes de las calendas de septiembre” (en el calendario romano la calenda era el primer día de cada mes). Por tanto se trata del 24 de agosto del año 79 (si no os cuadra es porque los romanos contaban todos los días, tanto el inicial como el final). Como norma, la copia más antigua es la que se considera válida, dado que las sucesivas copias pueden sumar errores de transcripción acumulados. Esta es la fecha que siempre se ha mantenido para la erupción.
No obstante, en la biblioteca estatal Girolamini de Nápoles se encontró el códice Oratonianus, escrito tres años después, en 1501, que habla de las calendas de noviembre y no de septiembre, traspasando la fecha de la erupción al 24 de octubre. ¿Qué fecha era la cierta?.
El historiador y político romano Dion Casio, 150 años después, escribió que la erupción ocurrió al final del período de cosecha (entre agosto y noviembre). No obstante, su testimonio siempre se valoró inferior al de Plinio.
Herculano se descubrió en 1738 y Pompeya diez años después. Ya en 1793 el obispo y filólogo napolitano Carlo Maria Rosini apuntó la hipótesis de la erupción en tiempo frío por la aparición de frutos otoñales. Con posterioridad, quien fuera director de las excavaciones de Pompeya entre 1875 y 1893, Michele Ruggiero defendió e mismo planteamiento…pero siempre prevaleció la transcripción de la Biblioteca vaticana.
El abordaje científico de la discordancia de fechas se inició en 1990 con Umberto Pappalardo y la arqueología llegó presta a resolver el enigma a través de diversos descubrimientos, cuyo conjunto resulta definitivo y concluyente:
1. en algunas casas de Pompeya y Herculano se han encontrado braseros (casa de Menandro, casa de los Amantes castos, casa de Julia Felix…). No es un dato concluyente, porque podía ser elementos decorativos en verano.
2. los calcos de yeso indican, en muchos casos, vestimentas pesadas de lana, como la recientemente aparecida en noviembre de este año 2020. Tampoco es concluyente, porque podían servir para protegerse de la caída de piroclastos y fragmentos de mayor tamaño.
Calcos de un señor con túnica de lana y su siervo DPA-Europa Press
3. Numerosos restos de frutos más o menos carbonizados en casas y tabernas: castañas, bayas de laurel, nueces y serbas…todos ellos típicos otoñales; Higos secos y ciruelas secas, que se consumen siempre en otoño-invierno. Incluso unos pocos dátiles, llegados necesariamente de Africa, donde se recolectan el octubre. Y hasta 10 quintales de granadas encontradas en una villa de Oplontis puestas a secar entre cuatro capas de esteras. Sabemos que se recolectaban entre fin de septiembre y octubre, antes de la llegada de las primeras lluvias otoñales, de este modo se completaba su maduración en ambiente protegido.
4. La vendimia se había terminado. Los romanos maduraban el vino recién recolectado en unas grandes vasijas de terracota hundidas en el suelo hasta el cuello, denominadas dolia. El mosto recién prensado se dejaba fermentar durante un mes. Si el proceso de fermentación resultaba correcto, las dolia se tapaban y sellaban. En Villa Regina, una importante hacienda agrícola de Boscoreale, se encontró un importante tesoro de plata, hoy expuesto en el Louvre, pero además un gran número de dolia cubiertas por las cenizas del Vesubio, llenas y selladas. Si la vendimia, como ahora, tenía lugar en septiembre, las dolia fueron cerradas como máximo a finales de octubre o principios de noviembre. La erupción, por tanto, tuvo que ser posterior. No es concluyente porque el vino podía ser de otro año.
Veamos ahora las dos pruebas irrefutables que cierran la discusión:
5. El 7 de junio de 1974, en un pasillo de la Casa del Brazalete de Oro de Pompeya aparecieron los cadáveres de una familia que intentaba huir. El brazalete de 610 g. de oro que llevaba una de las víctimas da nombre a la mansión. Una de las mujeres se encontró con su hijo en brazos y en una mano llevaba una pequeña caja con un anillo, una gema, 40 áureos y 180 denarios de plata. Este pequeño tesoro numismático se depositó en el Museo Arqueológico de Nápoles y quedó olvidado hasta que en 2006 las monedas fueron estudiadas por la arqueóloga Grete Stefani. Una de estas monedas de plata resultó la prueba definitiva.
Se trata de un denario del reinado de Tito, que sucedió a su padre Vespasiano fallecido el 23 de junio del mismo año 79. En el anverso se representa la cabeza de Tito hacia la derecha, coronada de laurel y acompañada de la leyenda IMP TITVS CAES VESPASIAN AVG P M. (Emperador César Vespasiano Augusto Pontífice Máximo). En el reverso aparece capricornio sobre un globo y el resto de la titulación imperial: TR P VIIII IMP XV COS VII P P (con la Potestad Tribunicia por novena vez, aclamado Emperador por la XV vez, Cónsul por la VII vez, Padre de la Patria).
Las monedas de los flavios son las más comunes en Pompeya y Herculano, pero esta correspondía a una emisión que por su leyenda IMP XV podía datarse en septiembre del año 79 dado que la decimoquinta aclamación imperial de Tito, sabemos que ocurrió ese mes de septiembre. La erupción, por tanto, no pudo ser en agosto.
6. En 2018 apareció la segunda prueba definitiva. Se trata de un graffiti escrito con carbón en una pared, que contiene la fecha XVI. K NOV (ante diem XVI Kalendas Novembres) o sea, el decimosexto día antes de las kalendas de noviembre (17 de octubre). No consta el año, pero ha de ser un texto muy cercano a la erupción (una semana antes) porque escrito a carbón se habría borrado rápidamente, de no haber estado casi 2.000 años cubierto de ceniza.
Que cada cual saque sus propias conclusiones, pero todo apunta a que el primer códice vaticano tiene un error de transcripción que ha perdurado hasta nuestros días. La catastrófica erupción del Vesubio comenzó, pues, al medodía del 24 de octubre del año 79.
Después de la erupción, el Vesubio cambió de forma. La mitad del antiguo edificio voló por los aires dando lugar a lo que los geólogos llamamos la caldera del Somma. En su interior nació un nuevo cono, que ha ido creciendo con las sucesivas erupciones que han tenido lugar después de la del año 79. Es lo que en la actualidad se conoce como el edificio Somma-Vesubio que, visto desde Pompeya, aparece como un volcán de doble edificio.
La historia eruptiva de sus 17.000 años de existencia se resume de la siguiente manera:
17.000 BP: erupción de las Pumitas Basales (VEI 6). Una de las 8 mayores explosiones plinianas con flujos piroclásticos registradas en el mundo en los últimos 17.000 años
15.000 BP: erupción de las Pumitas Verdosas (VEI 5). Pliniana con flujos piroclásticos.
11.400 BP: erupción de Lagno Amendolare. (VEI 5). Pliniana con piroclastos de caída
8.500 BP: erupción de las Pumitas de Mercato (VEI 6). Pliniana con flujos piroclásticos
5.000 BP: dos erupciones menores que las de Avellino
3.500 BP: erupción de las Pumitas de Avellino (VEI 6). Pliniana con flujos piroclásticos y lahar. Edad del Bronce
79 dC:erupción histórica de Pompeya y Herculano (VEI 5). Pliniana con flujos piroclásticos
203 dC : erupción referida por el historiador Casio Dion
472 dC: erupción de Pollena. Pliniana. Las cenizas llegaron a Constantinopla.
512 dC: la erupción fue tan desastrosa que Teodorico el Grande, rey godo de Italia, eximió de impuestos a toda la zona afectada.
Nuevas erupciones en: 787, 968, 991, 999, 1007 and 1036, esta última con importantes flujos de lava.
1631: en diciembre comenzó otra gran erupción, que incluyó importantes flujos de lava. A continuación, un descomunal lahar de barro aumentó la devastación. Murieron unas 3.000 personas y muchos pueblos de alrededor quedaron sepultados.
Desde entonces la actividad no ha cesado y se han producido severas erupciones los años 1660, 1682, 1694, 1698, 1707, 1737, 1760, 1767, 1779, 1794, 1822, 1834, 1839, 1850, 1855, 1861, 1868, 1872, 1906, 1926, 1929.
La erupción del 5 de abril de 1906 mató a más de 100 personas y proyectó las mayores coladas de lava jamás vistas en el Vesubio. La ciudad de Nápoles y muchos pueblos de alrededor quedaron devastados. El Gobierno italiano estaba preparando las Olimpiadas de Verano de 1908 y el volcán destruyó todas las instalaciones en construcción. Hubo que buscar un nuevo emplazamiento.
Desde 1913 hasta 1944 el volcán mantuvo siempre una cierta actividad llenando su cráter de lava humeante, aunque sin consecuencias, salvo las erupciones de 1926 y 1929.
La última gran erupción tuvo lugar en marzo de 1944, durante la II Guerra Mundial, con Nápoles ocupada por los americanos. La casualidad quiso que el aeródromo de Terzigno, próximo a Pompeya, estuviera ocupado por el 340 escuadrón de bombarderos medios de la USAAF integrado por B-25 Mitchell. Quedaron fuera de servicio 88 aparatos, a la vez que completamente destruídos los pueblos de San Sebastiano al Vesuvio, Massa di Somma, Ottaviano y una parte de San Giorgio a Cremano. La mayor explosión tuvo lugar el 18 de marzo. Existen numerosas fotos y películas obtenidas por los soldados americanos.
La erupción del Vesubio de 1944
Si quieres estar informado de todas las novedades y noticias de Ariki Travel, puedes apuntarte a nuestra Newsletter en la parte baja de la web www.arikitravel.com, o bien seguirnos en las distintas redes sociales: Facebook, instagram y/o Linkedin
Damos comienzo a nuestra serie de Historias de Volcanes explicando un concepto imprescindible: el Indice de Explosividad Volcánica (IEV o VEI – Volcanic Explosivity Index).
Todos habéis oído hablar de la magnitud de un terremoto, que se mide mediante la escala Richter. Se trata de una escala logarítmica que cuantifica la energía liberada por el movimiento sísmico. De este modo diremos que el terremoto de Lorca de 2011 fue de magnitud 5, (equivalente a una explosión de 200 tm de TNT); el del mar de Alborán frente a la costa de Almería en 2016 fue de magnitud 6,3 (2.300 tm de TNT); el famoso de S. Francisco en 1906, de grado 8,6 (120 millones de toneladas de TNT) y el de Valdivia (Chile) de 1963, tuvo una magnitud de 9,5 (290 M tm TNT) siendo el mayor terremoto registrado desde que existen sismógrafos. Queda de este modo explicado de manera sencilla, lo que significa una escala logarítmica para los que no conozcan el concepto matemático: cada incremento de 1 en la escala de Richter, equivale a una magnitud 10 veces superior.
Con los volcanes sucede lo mismo. La energía liberada se mide con el VEI, que también es una escala logarítmica que va de 1 a 8. Si en los terremotos la energía liberada se compara con su equivalente en toneladas de TNT, en los volcanes se mide por la fuerza de la explosión y esto implica cuantificar tres conceptos fundamentales:
el volumen de materiales proyectados (lavas, piroclastos y cenizas)
la altura que alcanza el penacho eruptivo (troposférica o estratosférica)
la duración de la erupción
En la siguiente tabla y figura se resumen las principales características del Indice de Explosividad Volcánica (VEI).
Desde el Ordovícico (485 M de años) hasta el Pleistoceno (hace 10.000 años) se han identificado 47 erupciones de VEI 8 , de las cuales 42 han ocurrido en los últimos 36 millones de años (desde el Eoceno al Holoceno). La más reciente fue la del volcán Taupo, en Nueva Zelanda, hace 26.500 años. Quiere esto decir que durante el Holoceno, período que comprende los últimos 10.000 años, final de la última glaciación y del Paleolítico superior en el hemisferio norte, el homo sapiens no ha visto ninguna supererupción de VEI 8.
Por el contrario, en estos últimos 10.000 años se han identificado como mínimo cinco erupciones ultraplinianas de VEI 7 y 58 plinianas de VEI 6 -5, de las que 13 han formado grandes calderas.
Nuestra Historia de Volcanes hablará de ellas…
El programa completo de viajes, escapadas y excursiones de divulgación científica lo publicaremos en la web www.arikitravel.com cuando viajar sea seguro. Hasta entonces, si quieres estar informado de todas las novedades y noticias de Ariki Travel, puedes apuntarte a nuestra Newsletter en la parte baja de la web www.arikitravel.com, o bien seguirnos en las distintas redes sociales: Facebook, instagram y/o Linkedin.
Dr. en Ciencias Geológicas por la Universidad de Barcelona (1976).
Especialista en Energía Geotérmica, Geoquímica y Volcanología, ha dirigido durante 40 años numerosos proyectos nacionales e internacionales en los sectores público y privado, así como proyectos de I D de la Unión Europea. Su actividad relacionada con los volcanes ha tenido lugar en más de 30 países de Europa, Asia, Africa y América Latina.
Apasionado por la Arqueología, colaboró durante 5 años con el Museo de Arqueología de Cataluña
Premio Nacional de Geología y Víctor de Plata al Mérito Académico.
Autor de más de 40 publicaciones, ha desarrollado también actividad docente en las Universidades de Barcelona y Madrid y ha sido miembro de varios tribunales de tesis doctorales en ambas universidades.
El fuego, en todas sus formas (volcanes, rayos…), pertenece a los dioses. Todas las mitologías que en la historia cultural de la humanidad han sido, lo han asociado a un concepto sobrenatural.
Y la propia Biblia, que pretende, solo pretende, no ser mitología, también lo utiliza de la misma manera. Basta recordar la destrucción de Sodoma y Gomorra con fuego caído del cielo, el carro de fuego que se llevó a Elías o la zarza ardiendo que en el monte Horeb habló a Moisés.
Si la Santísima Trinidad tuvo que convertirse en dogma en el concilio de Constantinopla en el año 381 para obligar a hacer creíble que tres personas fueran un mismo Dios, Hefesto, Vulcano, Guayota, Ariki, Pele, Xiuhtecuhtli, Ngen-winkul, Njord… lo han hecho por derecho propio sin necesidad de ser impuestos en concilio alguno. Las dos formas primigenias del fuego, el volcán y el rayo, son dioses por su naturaleza desconocida y su gran poder.
La mitología va unida a los pueblos y su historia se nos desvela a través de la arqueología y la antropología. Las historias de volcanes son, en esencia, historias de dioses que han interactuado con sus gentes. Y las gentes sienten atracción por su volcán. Se aterran antes sus enfados, pero los perdonan y olvidan con rapidez porque los beneficios que obtienen son mayores y más duraderos que los daños. Nunca se quieren marchar de sus laderas. Desde que la humanidad ha tejido su mitología e historia, el Dios del Fuego ha estado siempre presente… y estas son algunas de sus historias !
No podemos comenzar nuestras Historias de Volcanes sin definir primero el concepto de Indice de Explosividad Volcánica, el llamado VEI (Volcanic Explosivity Index) por los geólogos. El primer blog lo destinaremos a explicar este concepto fundamental. Hecho esto, entraremos ya en materia con la controvertida fecha de la erupción del Vesubio del año 79, que destruyó Pompeya, Herculano y muchas villas periféricas.
Si quieres estar informado de todas las novedades y noticias de Ariki Travel, puedes apuntarte a nuestra Newsletter en la parte baja de la web www.arikitravel.com, o bien seguirnos en las distintas redes sociales: Facebook, instagram y/o Linkedin.
Investigadores del Instituto de Smart Cities (ISC) de la Universidad Pública de Navarra (UPNA), adscritos al Grupo de Ingeniería Térmica y de Fluidos, terminaron de instalar el pasado 31 de agosto en el Parque Nacional de Timanfaya (Lanzarote) un prototipo de generador termoeléctrico capaz de aprovechar el calor geotérmico de origen volcánico para producir energía eléctrica. Según han explicado el profesor David Astrain, investigador principal del grupo, “se trata del primer dispositivo en el mundo que emplea el efecto Seebeck para la conversión del calor de origen volcánico en yacimientos de roca caliente seca”.
El principio de funcionamiento del prototipo consiste en unos intercambiadores térmicos basados en cambio de fase, que captan el flujo de calor proveniente del suelo para que atraviese los denominados módulos termoeléctricos; “estos módulos están formados por la unión eléctrica de materiales semiconductores, que aprovechan el gradiente de temperatura para convertir parte de ese calor en energía eléctrica gracias al efecto Seebeck”, señala David Astrain.
A diferencia de los convencionales sistemas de producción de energía eléctrica en geotérmica, basados en turbinas de vapor, esta tecnología desarrollada por el grupo de la UPNA es capaz de generar energía eléctrica sin ninguna parte móvil, lo que se traduce en un dispositivo mucho más compacto, totalmente silencioso, muy robusto y fiable, ya que no precisa mantenimiento ni operación y es totalmente respetuoso con el medio ambiente.
El equipo de trabajo que ha desarrollado esta tecnología está liderado por el profesor David Astrain Ulibarrena y está integrado por Leyre Catalán Ros, quién realiza su tesis doctoral en este proyecto, Miguel Araiz Vega y Patricia Alegría Cía, todos ellos del Grupo de Investigación de Ingeniería Térmica y de Fluidos del ISC.
A 2 metros de profundidad y 170ºC
En Lanzarote existen anomalías geotérmicas muy singulares que permiten registrar altas temperaturas a escasos metros de profundidad, cuyo origen se debe a la presencia de un cuerpo de lava correspondiente a las últimas erupciones de 1730-36 y 1824, que no ha llegado a la superficie y se está enfriando muy cerca de ella. En concreto, en el lugar donde se ha instalado el prototipo, a 2 metros de profundidad, se registran temperaturas de 170ºC.
Detalle del prototipo
La energía geotérmica convencional se produce al perforar el terreno, mediante sondeos, de 1.500 a 2.500 metros de profundidad y así obtener vapor a temperaturas de entre 100 ºC y 300 ºC capaces de producir electricidad al mover una turbina con el fluido generado. En Canarias y en muchos otros sistemas volcánicos activos, estas temperaturas se encuentran ya en la superficie, pero nunca se había intentado recuperar ese importante potencial calorífico para generar electricidad mediante dispositivos termoeléctricos.
El prototipo instalado genera 35W de energía eléctrica, por lo que, dado que se trata de una tecnología totalmente escalable, su aplicación en las zonas con anomalías geotérmicas ya detectadas en la isla produciría una energía eléctrica de 680 MWh, el equivalente al consumo medio de 200 hogares españoles. Además, existen nuevas zonas en la isla de Lanzarote con anomalías similares, tanto dentro como fuera del parque, que actualmente se están estudiando por el resto de miembros del consorcio.
Esta tecnología, además de su empleo para la generación de energía renovable geotérmica, tiene también aplicación directa para la monitorización y vigilancia volcánica, puesto que es capaz de abastecer el suministro de energía necesario para el registro de las variables geotérmicas y su emisión remota.
Consorcio de investigación
La investigación está enmarcada en el proyecto de investigación ELECTROVOLCAN (RTC-2017-6628-3), liderada por el Instituto Tecnológico de energías Renovables de Canarias (ITER) y está financiada por FEDER/Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades-Agencia Estatal de Investigación (proyecto Electrovolcán) con 1,2 millones de euros. Además de la Universidad Pública de Navarra, el consorcio implicado en esta iniciativa está formado por el Instituto Tecnológico y de Energías Renovables (ITER), el Instituto Volcanológico de Canarias (INVOLCAN), la Agencia Insular de la Energía de Tenerife (AIET) y el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), así como las empresas Constante Solar de Santa Cruz de Tenerife y GAIA – Geotermia y Aguas Minerales de Madrid.
El Dr. José F. Albert, socio director de Ariki Travel, en su trabajo como científico experto en Geotermia y Volcanología, ha sido uno de los promotores del proyecto. En la actualidad, y encuadrado en esta investigación, trabaja en el desarrollo de los modelos matemáticos que explican la presencia de estas anomalías de calor en Lanzarote, únicas en el mundo.
De izquierda a derecha, Leyre Catalán, Patricia Alegría,José F. Albert, Miguel Araiz y David Astrain junto al prototipo instalado en Timanfaya
Fuente: Universidad Pública de Navarra
El programa completo de viajes, escapadas y excursiones de divulgación científica lo publicaremos en la web www.arikitravel.com cuando viajar sea seguro. Hasta entonces, si quieres estar informado de todas las novedades y noticias de Ariki Travel, puedes apuntarte a nuestra Newsletter en la parte baja de la web www.arikitravel.com, o bien seguirnos en las distintas redes sociales: Facebook, instagram y/o Linkedin.
En Ariki Travel apostamos por el turismo científico divulgativo. No seríamos consecuentes con nuestro trabajo de divulgadores de la Ciencia si no lo hiciéramos también con la pandemia que nos está azotando oficialmente desde el pasado mes de marzo.
Ciencia, religión y política han sido siempre un trinomio perverso durante toda la Historia. Ciencia y religión nunca han ido de la mano. La competencia entre la razón y la fe ha sido siempre cruel. Podríamos citar el asesinato de Hipatia, última responsable de la biblioteca de Alejandría en el año 415 a manos de los cristianos coptos y su posterior destrucción entre la revuelta cristiana y las huestes del califa Omar de Damasco. Continuar con la brutal actuación de la Inquisición durante el Renacimiento, que condenaba a la hoguera o a la cárcel perpetua cualquier aseveración que contradijera la interpretación bíblica (Giordano Bruno, Miguel Servet, Galileo…). Y finalizar con los problemas de Darwin, el jesuita Teilhard de Chardin y la crítica actual a la inseminación artificial o a los progresos de la genética.
Política y religión han ido desgraciadamente siempre de la mano, sea en competencia feroz o en absoluta complicidad. En el caso del Covid-19, la Iglesia ha estado desaparecida. La Ciencia, de la mano de las grandes farmacéuticas, se ha volcado por el gran negocio que supone la vacuna, aunque con un rigor muy discutible por el exceso de trabajos divulgados que implican su falta de revisión por expertos antes de ser publicados (reciente caso de la prestigiosa revista Lancet y la hidroxicloroquina).
Política y Ciencia es otro binomio antinatural. Los políticos, a lo largo de la Historia han despreciado siempre la Ciencia, salvo cuando la han necesitado para hacer la guerra o para obtener sustanciosos dividendos sobre patentes importantes. Los motivos, salvo raras y loables excepciones: un evidente sentimiento de intelectualidad recortada y el cortoplacismo que rige la vida de la normalmente efímera clase política.
En el momento de escribir este blog (mediados de junio de 2020), tenemos un importante problema de solape de la política sobre una Ciencia cuestionada por exceso de opiniones y datos no contrastados. La Ciencia necesita su tiempo y los políticos, como ya hemos expresado, urgen velocidad. No queda otra solución, por tanto, que avanzar en el conocimiento del virus y de su transmisión con la metodología ensayo-error. Vayamos al caso concreto…
Una vez conocida la vía de transmisión y ante la falta de una solución médica para afrontarla, el mejor remedio es el distanciamiento y la mascarilla. Es uno de los pocos hechos incuestionables por el momento.
En este contexto se pretendió que los aviones funcionaran al 50% de su capacidad. Las compañías aéreas, lógicamente, defendieron su negocio explicando al mundo y a los políticos que el aire interior de un avión se renueva cada tres minutos y que se habían instalado filtros HEPA absolutos. Con esta justificación consiguieron, a mediados de mayo, que la UE permitiera la ocupación del 100% de su capacidad, siempre con mascarilla.
Los trenes europeos, algunos reestructurados o parcialmente privatizados en la década de los 80, siguen teniendo una componente estatal importante en muchos países. La UE, lógicamente, incluye el transporte ferroviario con la misma normativa: permiso de ocupación total con mascarilla.
Y llegamos al fondo de la cuestión. Los autobuses reclaman el mismo trato, bajo la amenaza de rebajar el salario de los conductores un 50% si sus plazas quedan reducidas a la mitad. Resultado para no entrar en conflicto: el mismo trato que al avión y el ferrocarril. Todo sea por el bien de la industria turística…
Pero ahí aparece de nuevo el mencionado solape entre la política y la Ciencia (adviertan que escribo Ciencia en mayúscula y política en minúscula). Imagino que casi todos los políticos tienen coche y que, en alguna revisión, les habrán cambiado el filtro del aire acondicionado, bien porque el aire olía, porque no enfriaba o, simplemente, porque les tocaba en la revisión de mantenimiento. Y habrán visto que el filtro es de papel y sale completamente sucio de polvo y polen. Evidentemente no es un filtro bacteriano porque sus poros son mucho mayores….y si pasan las bacterias a miles, los virus pasan a millones.
Un autobús es un vehículo con poca capacidad de renovación de aire interior comparada con, por ejemplo, la de un avión. Su sistema de ventilación introduce aireexterior dentro del habitáculo, que es depurado de polvo y polen mediante un filtro de celulosa y pasa al circuito de frío del aire acondicionado o a ser calentado si es invierno. El retorno al exterior se suele llevar a cabo a través de un circuito de expulsión diferente según la marca y la carrocería, pero que en ningún caso es tan eficaz ni eficiente como el de un avión o un moderno ferrocarril. A la baja capacidad de renovación hay que añadir su posible alta ocupación y la larga duración si se trata de trayectos turísticos interprovinciales. El aire interior del autobús no se renueva cada 3 minutos como en un avión. Esa atmósfera interior se va cargando con la respiración de los pasajeros, aunque lleven mascarilla, y si viajan 50, se cargará el doble que si viajan 25, independientemente de cómo vayan sentados.
La infección es siempre función de la carga viral (virus/ml o carga genómica/ml) que entra en el paciente. Cuanto mayor sea la carga viral, más grave será la infección. Y esta es una variable sobre la que se puede actuar.
Como era previsible, de nuevo la política ha solapado a la Ciencia y entramos en la metodología de ensayo-error, y al afortunado que le toque el virus en suerte y fallezca, habrá muerto por la Ciencia y nunca por la falta de información y previsión de los políticos que han dictado la lamentable norma de tratar los medios de transporte público con el mismo rasero, vayan por el cielo, sobre rieles o por carretera.
Conscientes de esta situación, el Sindicato Libre de Transporte remitió una carta al Ministro de Sanidad el pasado día 8 de mayo, manifestando su preocupación ante el desconocimiento del impacto que puede tener el COVID-19 en los sistemas de ventilación y aire acondicionado de los autobuses de transporte público y sugiriéndole soluciones. Sí ha habido respuesta, no la conocemos. El sector del transporte turístico mediante autobús y las agencias de viaje contratantes seguimos en la indefensión por falta de un protocolo adecuado. No obstante, estamos obligados a guardar las listas de clientes de cada viaje por si hay contagio.
ARIKI TRAVEL no puede ofrecer turismo científico sin ser consecuentes con el método científico. El malvado juego de azar que es el método ensayo-error no entra en nuestras previsiones. A partir del 1 de julio podrán darse dos situaciones: que algún pasajero de autobús se infecte y se establezca, por fin, una norma de obligado cumplimiento sin que nadie acepte las responsabilidades de la mala gestión inicial, o que quien escribe estas línea se equivoque, y el virus sea tan benevolente que no contagie a nadie. Ojala suceda esta segunda!!
Comunicamos, pues, a seguidores y clientes, que nuestras excursiones no comenzarán hasta que la seguridad de nuestros apasionados por la Ciencia esté completamente asegurada. Los volcanes, los dinosaurios, las pinturas rupestres, la Arqueología…pueden esperar, pues llevan miles o millones de años haciéndolo.
Si quieres estar informado de todas las novedades y noticias de Ariki Travel puedes apuntarte a nuestra Newsletter en la web www.arikitravel.com, o bien seguirnos en las distintas redes sociales: Facebook, instagram y/o Linkedin.